Chullachaqui De Virginia Janza Viajera Editorial Poesía
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Características principales
Título del libro | Chullachaqui |
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Subtítulo del libro | No |
Autor | Virginia Janza |
Idioma | Español |
Editorial del libro | Viajera Editorial |
Edición del libro | 2024 |
Tapa del libro | Blanda |
Volumen del libro | No |
Con índice | Sí |
Año de publicación | 2024 |
Otras características
Cantidad de páginas: 120
Altura: 17 cm
Ancho: 11 cm
Peso: 40 g
Material de la tapa del libro: Cartulina
Género del libro: Literatura y ficción
Subgéneros del libro: Poesía
Tamaño del libro: Mediano
Colección del libro: Bolsillo
Edad mínima recomendada: 10 años
Edad máxima recomendada: 100 años
ISBN: 9789873719660
Descripción
Virgina Janza conjura, escribe y maldice. Viven en su poesía el eco-grito de Violeta Parra con Maldigo del alto cielo, el rock de Gabriela, la primera cantante del rock nacional, con su tema Voy a dejar esta casa, papá, y un erotismo propio, salvaje, animal. Chullachaqui funciona no tanto como una entidad total sino como un código que invade la vida, la cama, la familia, la historia personal y colectiva.
En estos poemas hay navajas, espadas, samurais, amistad, bosques
como noches en las que las promesas se licuan en el cuerpo del deseo y despedidas en idiomas cercanos pero no del todo conocidos: Vai emboras desde la cocina, te amos olvidados, vestidos-armaduras. La constitución del propio cuerpo como animalidad frente al sexo es una clave de lectura y una sentencia que Virginia defiende como conquista de estos tiempos. El sexo reinvidica, tomado por el mango. La mezcla de humanidad y animalidad es también forma en que el poema se arma en un ritmo agitado pero constante. Leer estos poemas es una experiencia provocadora, zarpada: nos conduce a activar algo, es imposible quedarse quieta.
Compartí muchos momentos poéticos con Virginia, noches, sobre todo en que la ciudad se hacía el gran escenario de nuestros poemas. No sé si lo imaginé o lo vivimos realmente (eso poco importa) pero nos recuerdo citando un poema del chileno Enrique Lihn, el del “bello aparecer del lucero” que no se sabe si es del anochecer o del amanecer. En ese poema, una pareja se retira del Hotel Lucero y el poeta al volver la mirada, buscando la de la amada se pregunta: No sé en qué sentido hemos hablado de todo. Sumo a la agitación de la lectura, esta pregunta que flota en todos los poemas de Chullachaqui, ¿en qué sentido, querida Janza, hemos nombrado todo?
Gabriela Borrelli Azara